18/10/2007 por la tarde
Ayer, en el día peronista por excelencia hube de ir a la zona norte de la ciudad a buscar unas llaves que mi abuela olvidara en una escuela: La escuela Tomás Espora en Casiano Casas y Superí, alberga una bella directora que ocasiona que yo regrese al lugar en el futuro…
La calle Superí, como Washington, Castagnino (más que Sorrento o Baigorria) describe la parábola de la ciudad de Rosario en un país con terribles desigualdades sociales: En un corte transversal del norte rosarino, que como postal móvil nos muestra las miserias de la vida ciudadana y las faltas de la democracia con sus ciudadanos:
Al extremo oeste de la calle, a una altura que calcularíamos al 3000 como referencia, empieza el llamado parque de los Constituyentes, (en cuyo medio hay un countrie de ricachones y se inunda el riacho Ludueña) Parque en honor de los mismos que se olvidaron al constituir la república de dotar a los pueblos de los mecanismos para dejar de ser empobrecidos, sosteniendo a los explotadores enriquecidos: continuando bajando la altura, se alzan los mono=blocks donde se amontonan familias con carencias, muchos de los cuales niños concurren a la escuela citada, de aquel Capitán de Marina, héroe de las guerras argentinas al mando de Guillermo Brown[1]; Las calles sin vereda zanjadas, de pobreza inaudita, contrastan con un complejo deportivo armado por la Municipalidad en el nervio del barrio para recrear a los más pequeñines,
Continuamos con el llamado Barrio Esperanza, construido en tiempos de la administración radical de comienzos de la década del ’80, casas similares ocultas tras una arbolada trifuza[2] que las esconde de sol;
Al cruzar con calle Boedo (nada que ver con la esquina con San Juan que desentone el tango) arteria que se convertirá, si ya no lo es, en accesibilidad para los que van para el norte o los que viene al centro, el barrio recobra y sale del apenumbramiento: desde Boedo hasta las vías a la altura del mil trescientos, con Molina como epicentro de los comercios barriales, el barrio alicaído que necesita del despegue económico: al cruzar las vías para oriente, el color vuelve a la calle, con casitas lindas, propias de clase media-media;
Al cruzar con calle Boedo (nada que ver con la esquina con San Juan que desentone el tango) arteria que se convertirá, si ya no lo es, en accesibilidad para los que van para el norte o los que viene al centro, el barrio recobra y sale del apenumbramiento: desde Boedo hasta las vías a la altura del mil trescientos, con Molina como epicentro de los comercios barriales, el barrio alicaído que necesita del despegue económico: al cruzar las vías para oriente, el color vuelve a la calle, con casitas lindas, propias de clase media-media;
Superí desemboca en la Plaza Alberdi; Antes del Boulevard Rondeau, se levanta la villa Hortensia, ese palacete de principios de siglo XIX, sede del distrito norte, cruzando la Parroquia y escuela de los franciscanos, y a la vueltita por Agrelo donde viviera el gran y famoso negro Fontanarrosa:
El Boulevard Rondeau conecta al poblado Granadero Baigorria con la ciudad: Es una avenida a cuatro calles, arbolada que corta en dos la idea social rosarina del norte
Superí se pierde, y termina, en cuatro cuadras de intenso vigor arquitectónico, al llegar Alvarez Thomas, el paisaje y la historia se parte en cuatro:
1-Al norte, la penúltima manzana (Superí, Álvarez, Freyre y Maza) que pertenecía a Juan Bautista Alberdi, uno de los intelectuales y políticos de fuste del País de los Argentinos, que daba nombre al Pueblo (la zona fue pueblo entre 1879-1919) hasta que fue incorporada a la ciudad de Rosario;
2-Continuando, la plaza Santos Dumont, en honor al aviador que pasara por Rosario, donde chicos y chicas pasean sus amores y montada para las fotos de los recién casados o las quinceañeras: En sus barrancas se ve el club Remeros, club de la gente como uno que prohibía entrada a los pobretones y hoy les piden que concurran como sea,
3-Se pierde en una callecita donde viven ricachones de todo tipo y tenor y me tocó entrevistar en el verano de 2000; Sus problemas son cosas de no creer;
4-Y La Florida, rociando el Río Paraná; donde jóvenes de todas las extracciones pasan su verano bajo el sol y la arena, cuando la noche, del desenfreno y la locura:
Dan ganas de caminar Superí varias veces, como verdadera procesión laica y civil; Observaremos cuando lo hagamos, cuánto le falta a nuestra sociedad para mejorar, y cuánto necesita de nosotros para lograrlo: Reitero que no alcanza con rezar diez padrenuestros diarios para acceder al cielo si-no intentamos un pasito más, apenas uno más, para que este tipo de cosas se culminen;
[1] Cierto día, en plena guerra argentino-brasileña, dos valientes de la Armada Argentina decidieron batirse a duelo para lavar ofensas recíprocas. Eran Rosales y Espora, los héroes de la época. Como estaban a bordo bajo las órdenes de Guillermo Brown, le pidieron a éste autorización para bajar a tierra. Además lo nombraron director del duelo. El almirante aceptó. “Ante todo, hay que postergar el encuentro”, dijo Brown. “El enemigo está cerca y debemos salir en su busca. En cuanto a ustedes, les prometo que pronto se batirán.” A los pocos días, al estar frente a frente las escuadras argentinas y brasileñas, el almirante llamó a Espora y a Rosales a su puente de mando. “Llegó el momento del lance pendiente -les dijo-. No olviden que cuento con su promesa de cumplir escrupulosamente mis órdenes.” Asintieron los marinos y el jefe naval prosiguió: “Dentro de unos momentos entraremos en combate. Nosotros estamos listos -apuntó con su dedo-. ¿Distinguen ustedes la insignia de la capitana brasileña?” Rosales y Espora volvieron a asentir. “Bien. Ustedes van a atacar esa nave por muchos costados. Aquel de ustedes que consiga hacer arriar su pabellón, será el vencedor del duelo. La sangre de unos bravos como ustedes, sólo debe derramarse en aras de la patria. Andando, pues”. La anécdota es auténtica pues fue relatada por sus tres protagonistas. (En “Águila guerrera, de Pacho O’Donnell)
[2] El autor insiste con utilizar palabras cuyo significado solamente él pueda concebir,